Cuando una familia se encuentra en una situación de tensión como puede ser una separación o cuando los roles, los valores y los objetivos se pierden y se hacen confusos; en este punto decimos que existe un conflicto. Este conflicto es muy difícil resolver dentro del sistema familiar cuando hay por medio una ruptura, ya que empiezan a aparecer limitaciones en: la historia familiar, en las reglas impuestas, en las metas que se desean para cada miembro, en la comunicación, en objetivos de la familia, en la definición de los nuevos roles, y en la intimidad de cada uno.

La mediación familiar es por tanto una manera voluntaria de resolver estas tensiones o estos conflictos familiares. Para ello es necesario el arbitraje de una persona mediadora imparcial y neutral que ayudará a la familia a dialogar y alcanzar diferentes acuerdos, y su cumplimiento, de forma equilibrada y equitativa.

La mediación familiar se utiliza principalmente en los conflictos derivados de la ruptura de la pareja, ya sea bien por separación o por divorcio. Pero también se puede utilizar con conflictos emanados de los problemas entre familiares con cualquier grado de parentesco

Llegados a este punto, nuestro gabinete de psicólogos, formados por profesionales con titulación universitaria y que disponen de una formación especializada en formación en Mediación familiar, tienen como finalidad prevenir, disminuir o resolver los conflictos familiares tales como:

o  Problemas de relación entre los miembros de la familia (como por ejemplo, padres e hijos adolescentes) causados por la separación, ya esté o no iniciada.

o  Discrepancias derivadas de la separación o divorcio de la pareja (por ejemplo, discrepancias en la educación y la atención de los hijos).

o  Problemas en la empresa familiar.

o  Disconformidades en la organización de las responsabilidades.

o  Disputas en lo relativo al reparto de las cargas económicas.

o  Desacuerdos por herencia.

o  Complicaciones a la hora de facilitar la comunicación entre el adoptado o acogido y su nueva familia, o bien en los problemas surgidos en el caso en el que éste quiere buscar sus orígenes y ponerse en contacto con su familia biológica

o  Dificultades originadas por la falta de comunicación o de comunicación errónea.

o  Pugnas por objetos o inmuebles sin llegar a un consenso después de una separación.

o  Conflictos en relación con la atención de personas dependientes.

• Matrimonios o parejas con hijos que tengan conflictos y no puedan llegar a un acuerdo en la toma de sus decisiones; y necesitan de un tercero.
• Matrimonios o parejas con hijos que deciden separarse o divorciarse de forma amistosa.
• Matrimonios o parejas sin hijos que deseen llegar a un acuerdo fuera de los juzgados.
• Parejas o matrimonios ya divorciados con hijos en las que surgen incumplimientos o desean modificaciones.
• En las relaciones intergeneracionales en las que se tiene que llegar a un acuerdo.
• Miembros de la familia con algún grado de parentesco.

I. La terapia familiar está orientado al tratamiento, mientras que la mediación familiar no.

II. La terapia familiar se centra en los procesos familiares. La mediación familiar se centra en los temas interpersonales.

III. En las familias atendidas en la terapia familiar el núcleo permanece intacto, mientras que en la mediación familiar existe una situación de separación

IV. La mediación familiar complementa el proceso legal, en la terapia familiar no existe tal conexión.

V. En la terapia familiar se resuelven los conflictos subyacentes, mientras que en la medición familiar se resuelven los conflictos manifiestos.

VI. La terapia familiar estudia la historia tanto personal como familiar del pasado como enclave del presente; en la mediación familiar se explora el presente y el futuro como enfoque.

VII. En la terapia familiar se intenta proporcionar unas pautas sobre el proceso. En la mediación familiar se proporciona información con base neutral sobre el proceso.